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martes, 20 de julio de 2010

La 1º Revolución Industrial

LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

El gran impulso a la Revolución Industrial fue la utilización de la máquina de vapor, patentada por el escocés James Watt en 1769 y fabricada en 1782:

1.- Consistía en un motor que utilizaba la fuerza del vapor de agua para producir un movimiento rotatorio que permitía hacer  funcionar las máquinas.

2.- El combustible utilizado para calentar el agua y producir vapor era el carbón.

La incorporación de la máquina de vapor en diferentes ámbitos aceleró los procesos de cambios que se venían manifestando en las diversas áreas. La utilización del carbón como nueva fuente de energía permitió superar las limitaciones de las fuentes de energía tradicionales, aumentando la capacidad de trabajo. Hubo cambios sustanciales en las formas de producción y transporte, los que a su vez generaron transformaciones en los distintos ámbitos de la vida de la sociedad.

a)     LA MÁQUINA DE VAPOR EN LA INDUSTRIA:

La máquina de vapor se incorporó a la industria –comenzando por la industria textil– y permitió producir mayor cantidad de artículos y en menor tiempo. La instalación de la máquina de vapor y su conexión a las diferentes máquinas de la industria, requería de un lugar fijo y espacioso. Así surgieron las fábricas que reemplazaron a los talleres. En las fábricas se concentraban todos los insumos y a ellas concurrían los trabajadores y administradores.

b)     LA MÁQUINA DE VAPOR EN EL CAMPO:

La máquina de vapor también se aplicó a las maquinarias en el campo, lo que tuvo como consecuencia un aumento aún mayor de la productividad agrícola y de la migración de campesinos a la ciudad, donde constituían la mano de obra que demandaban las fábricas y otros servicios urbanos. Los habitantes rurales, en general, aumentaron sus ingresos, incorporándose al grupo de consumidores de productos industriales.

c)      LA MÁQUINA DE VAPOR Y LA REVOLUCIÓN EN LOS TRANSPORTES:

El uso de la máquina de vapor, tanto en la industria como en el campo, generó una cantidad creciente de productos. Se hizo necesario contar con nuevos sistemas de transporte que agilizaran el comercio y el traslado de materias primas hacia las fábricas. Surgieron entonces el ferrocarril y el barco a vapor.

TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS A CAUSA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


La Revolución Industrial significó profundos cambios en los distintos ámbitos de la vida de las sociedades. Entre las principales transformaciones económicas se pueden señalar las siguientes:

1.- EL SISTEMA FABRIL:

La introducción creciente en la industria de maquinarias accionadas por la máquina de vapor generalizó el sistema fabril, es decir, un sistema de producción centrado en la fábrica, que concentraba en un mismo lugar los medios productivos. Los trabajadores –los obreros– operaban maquinarias y se limitaban a elaborar una parte del producto o se concentraban en una de las múltiples etapas de la producción. Como las tareas eran variadas y exigían distintos tipos de esfuerzo, también entraron a trabajar en las fábricas mujeres y niños.

2.- SURGIMIENTO DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL:

El sistema fabril favoreció la acumulación de capital en la industria permitiendo el surgimiento del capitalismo industrial. En este sistema económico, el objetivo del empresario era la obtención de la mayor cantidad de ganancias. Esto se lograba en la medida en que existía una separación entre el trabajo y el capital, con el predominio de este último.

OBREROS Y EMPRESARIOS

1.- Los obreros solo aportaban con su trabajo, a cambio del cual recibían un salario.

2.- El empresario industrial era el propietario de las materias primas, de la fábrica, de las maquinarias y de los productos elaborados.

Como tal, el empresario industrial, estaba en una situación de privilegio respecto de los trabajadores; así:

a) Consideraba el trabajo como uno más de los factores productivos.

b) Po ello, procuraba que su precio (el salario) fuera lo más bajo posible, para así aumentar sus propios beneficios.

Los excedentes obtenidos de las ventas de la producción, una vez restados los costos, constituían las ganancias de la empresa, las cuales quedaban para el dueño del capital, que lograba así incrementarlo cada vez más.

3.- EL TAMAÑO DE LAS EMPRESAS:

Mientras mayor era el tamaño de las empresas, mayor era la cantidad de capital o dinero que se requería para hacerlas funcionar. Se hizo habitual, entonces, la práctica de conformar sociedades por acciones y de solicitar préstamos a largo plazo, lo cual significó un aumento de la actividad bancaria.

4.- AUMENTO DE PRODUCCIÓN Y AUMENTO DEL COMERCIO:

a)    El maquinismo, con sus nuevas fuentes de energía, hizo posible un aumento considerable de la producción, tanto agrícola como industrial.

b)    Dicho aumento de producción, estimuló un creciente comercio basado en el traslado y distribución de alimentos, materias primas y productos elaborados.

c)     La búsqueda de nuevos mercados para colocar los productos alcanzó también al comercio exterior. Inglaterra, por ejemplo, pionera en las diversas áreas de desarrollo, incrementó el comercio con sus colonias, a las cuales les compraba materias primas y les vendía sus productos industriales.

5.- PROGRESO EN LOS TRANSPORTES:

La necesidad de llegar cada vez a más consumidores y agilizar el traslado de mercancías estimuló el progreso en los transportes. A medida que avanzaba la industrialización de un país, su paisaje se iba transformando por la construcción de canales y, sobre todo, de vías férreas. En los ferrocarriles se invirtieron los capitales acumulados en la industria, su construcción incentivó además la industria del hierro que debía producir los rieles, las locomotoras, los vagones, las vigas de las estaciones, etc.  El ferrocarril fue el gran símbolo de progreso de la época, abriendo caminos, acortando las distancias y acelerando el  transporte de personas y de bienes.

LAS NUEVAS PRÁCTICAS ECONÓMICAS

El liberalismo económico (al que ya nos hemos referido) fue la doctrina que sustentó las nuevas prácticas económicas. Su principal teórico fue el inglés Adam Smith, quien sostuvo que la riqueza de una nación se lograba en la medida en que se enriqueciesen los individuos que la formaban. Para ello, lo fundamental era el trabajo y una actividad económica donde primara la libertad, la iniciativa individual, el afán de lucro y la competencia. El Estado debía reducir su intervención al mínimo, eliminando las regulaciones y trabas a la producción, al comercio y al consumo. Estos debían dejarse guiar por el libre juego de la oferta y la demanda en el mercado. Los burgueses se sintieron identificados con esta doctrina que favorecía sus intereses.


LAS TRANSFORMACIONES SOCIALES

Además de las transformaciones económicas, la Revolución Industrial significó:

1.- Cambios en el volumen y la distribución de la población y en la organización de la sociedad, los cuales dieron origen a las llamadas sociedades industriales.

2.- Uno de sus rasgos característicos fue el aumento de la población.

Este había sido uno de los antecedentes de la Revolución Industrial y fue
también uno de sus principales efectos. La población inició el más acelerado incremento de su volumen, proceso que se conoce como explosión demográfica.

3.- La expansión de la vida urbana y el crecimiento de las ciudades fue otra característica de la sociedad industrial.

La población tendió a concentrarse en ciudades y estas se hicieron cada vez más populosas, debido al aumento poblacional y a la migración campo-ciudad, es decir, al desplazamiento de la población rural a los centros urbanos.

4.- La demanda de mano de obra en las fábricas atraía a la población a la ciudad y esta, al crecer, hacía imprescindible el desarrollo de los servicios (transportes, comunicaciones, educación, salud, comercio, banca, entretención, etc.), los cuales requerían cada vez de más trabajadores.

5.- La industrialización y los cambios en la forma de producción transformaron el mundo laboral y la organización social de la época.

Surgieron nuevos grupos y la sociedad se hizo más compleja, configurándose una sociedad de clases, cuya estructura era diferente a la sociedad estamental y que terminó por reemplazarla.

La Revolución Industrial favoreció la configuración de una sociedad más abierta y dinámica que antes:

a)  LA CLASE ALTA O GRAN BURGUESÍA:

Constituida por los grandes industriales, banqueros, empresarios y comerciantes, así como por los altos funcionarios. Poseían enormes riquezas, vivían en la ciudad en grandes palacetes, contaban con una gran cantidad y variedad de servicio doméstico y convirtieron el consumo de artículos de lujo en expresión de su superioridad económica. Además de su predominio económico, poseían el poder cultural, controlaban la prensa, orientaban la opinión pública y destacaban por una brillante y llamativa vida social, en la que hacían ostentación de sus riquezas. A través de negocios, relaciones sociales o uniones matrimoniales, se fueron fusionando con la aristocracia tradicional.

b)  LA CLASE MEDIA:

La mediana y pequeña burguesía, formada por empresarios, profesionales, funcionarios, comerciantes, técnicos, empleados, oficinistas, etc., eran un grupo diverso en sus ocupaciones y nivel de ingresos y que se distinguió, más que nada, por ciertas actitudes y valores en torno a temas como el trabajo, la educación, la familia y el sentido del deber, entre otros.

·        Ubicado en una situación intermedia, este grupo social tendió a mirar con admiración los modelos culturales de la clase alta.

·        Con respecto a las clases más bajas, sintió cierto desdén por los trabajos manuales e intentó diferenciarse de los obreros y campesinos en sus costumbres y vestimentas. Sus miembros valoraron especialmente la educación porque vieron en ella el medio más adecuado para conseguir el ascenso social.

c)   LA CLASE BAJA:

Formada por los campesinos, cuya situación no había experimentado grandes cambios, y un nuevo grupo social que surgió en las ciudades como consecuencia de la Revolución Industrial: el proletariado industrial y urbano.

El proletariado industrial y urbano:

Se trataba fundamentalmente de los obreros y sus familias, cuyo nivel de vida, sobre todo a comienzos del siglo XIX, era muy precario debido a las condiciones de trabajo y a sus bajos ingresos.
Los obreros trabajaban todos los días de la semana, en jornadas que superaban las 12 horas, con ocasionales días de descanso y sin condiciones de seguridad. En un principio no existían leyes que regularan los horarios y condiciones del trabajo, como tampoco algún tipo de protección para el trabajador si era despedido, se enfermaba o sufría un accidente.
La mayoría de los obreros no tenían una especialización y, por ello, no era difícil reemplazarlos en sus tareas. Como existía una gran oferta de mano de obra (muchas personas buscaban trabajo), los empleadores no se hacían mayores problemas por despedir a los trabajadores cuando lo consideraban necesario y así los salarios se mantenían muy bajos.
Los escasos ingresos de las familias obreras –aún cuando trabajaran mujeres y niños– apenas alcanzaban para satisfacer sus necesidades básicas. La alimentación solía ser insuficiente y de escaso valor nutritivo, las viviendas obreras eran en general pequeñas e insalubres, ubicadas en barrios periféricos y con pésimas condiciones de higiene, todo lo cual favorecía el desarrollo y la transmisión de enfermedades.
La lamentable situación del proletariado, como consecuencia de estos problemas, es lo que se ha denominado “la cuestión social”, que pronto generó reacciones de diferentes sectores de la sociedad.




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