Hace ya algunas décadas que la gran interrogante es cómo progresar de manera justa y equitativa y sin dañar al medio ambiente.
El progreso como fue entendido en el siglo XIX ha sido cuestionado y hoy en día hemos tomado conciencia de que progresar requiere llevar a cabo un desarrollo sustentable, es decir, compatibilizar el crecimiento económico con el bienestar social y la preservación del medio ambiente.
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